Padre Celestial, hay momentos en que el camino parece oscuro y largo. Pero hoy decido no rendirme. Reaviva en mí la esperanza que proviene de tu Espíritu. Ayúdame a ver más allá del problema y a creer en lo que aún no puedo ver. Contigo, sé que siempre habrá un nuevo amanecer. Amén.