El enemigo sabe que estás a punto de ganar.

Si las luchas se han intensificado, es porque la victoria está cerca.
El enemigo siempre ataca con más fuerza cuando se da cuenta de que estás a punto de ganar.
Pero Dios no te puso en esta batalla para verte perder.
Él te está entrenando, fortaleciendo, preparándote para llevar la bendición que viene después del dolor.
Nada escapa al control de Dios, absolutamente nada.
Sigue adelante con fuerza, incluso cuando estés cansado.
Todo el Cielo te observa resistir y levantarte de nuevo.
Tu resistencia es prueba de que Dios mora en ti.
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