Antes de comenzar, respira hondo y repite conmigo: “Señor, hoy quiero agradecerte por todo lo que ya tengo”.
A veces espero grandes milagros y olvido las pequeñas bendiciones que me das cada día. Gracias, Dios, por el aire que respiro, la comida en la mesa, las personas que amo y las liberaciones que ni siquiera noto. Gracias por la fuerza cuando pensé en rendirme y por la paz que llega incluso cuando el mundo parece confuso. Hoy elijo ver tu cuidado en los detalles y celebrar cada victoria, incluso las pequeñas. Porque sé, Señor, que es en las pequeñas cosas donde más se revela tu amor. Amén. 🙏